Viernes, 13 de Agosto de 2010 00:02
Viernes, 06 de Agosto de 2010 01:33
Mail, Messenger, Facebook, Twitter, browsing… nombres y marcas que crecieron gracias a la Internet fija accesible desde la PC y que hoy, en distintos grados, están migrando al celular. Pero tratándose de servicios de datos, los equipos tradicionales tienen dificultades para permitir su uso. Consecuencia, boom de los smartphones. Hasta aquí todo color de rosa. No obstante, esta categoría de equipos no tiene, fuera de los ámbitos más techies, un nombre que la identifique en la mente de los usuarios. Ni smartphone ni teléfono inteligente son las palabras utilizadas para definirla. Esto surge del informe “El usuario ante los smartphones”, recientemente publicado por Carrier y Asociados.
A pesar de esto, la presencia de los smartphones se va naturalizando y los futuros usuarios se proyectan utilizándolos. El crecimiento en el uso de diversas plataformas de comunicación hace que no se los asocie únicamente al mundo laboral, como sucedía originalmente. Y siguiendo la evolución tecnológica natural, estos dispositivos son percibidos como que serán la norma en algún momento. Así, tienen una imagen de algo más accesible que un tiempo atrás.
Siguiendo con paradigmas del mundo techie que no se replican en los usuarios comunes, la plataforma sobre la que se base el smartphone (Android, Symbian, Blackberry OS, iOS, Windows Phone, etc.) es un factor desconocido para la mayoría de los usuarios. Es irrelevante en la medida en que permita usar las aplicaciones más populares como mail, MSN, Facebook y, en algunos casos, Office y pdf. Únicamente la marca Windows inspira una mayor seguridad en algunos casos, particularmente entre los adultos. No se trata en este último caso de una evaluación técnica, sino de la tranquilidad que genera lo conocido.
Finalmente, agregar aplicaciones no siempre es una tarea sencilla para el usuario medio. Es más, muchas veces ni siquiera pueden conceptualizar el proceso de descarga e instalación. Por lo tanto, hay más uso de éstas (Facebook, Messenger, etc.) cuando vienen preinstaladas, accesibles fácilmente desde un ícono en la pantalla principal.
En síntesis, lo usuarios no buscan un tecnología determinada, sino simplemente acceder a los servicios que utilizan.
Viernes, 06 de Agosto de 2010 01:27
Para quienes trabajan analizando mercados tecnológicos, los fenómenos como lo fue en su momento Facebook o es ahora Twitter son fascinantes pero a la vez desafiantes, especialmente cuando se intentan cuantificarlos. La viralidad de las aplicaciones en Internet resulta en tasas de crecimiento altísimas, que hace que cifras que tengan varios meses perezcan aceleradamente. A su vez, tener una cuenta en Twitter no significa “tuitear”, por lo que es complicado saber si ese usuario participa de la red, aunque sea pasivamente, sólo para leer lo que publican sus seguidos.
Un par de meses atrás, nuestra estimación en base a proyecciones a encuestas, nos daba que había en el país unos 375 mil tuiteros, si bien, basándonos en lo que sucede en otras partes del mundo, la cantidad de éstos que participan regularmente de la red era aproximadamente la mitad. Estos datos surgen del informe “Usuario online argentino 2010”, realizado por Carrier y Asociados.
No obstante, estas cifras eran incontrastables ante la falta de otras referencias. Afortunadamente, esta semana el diario Clarín publicó cifras de Comscore según las cuales habría 400 mil usuarios de Twitter en Argentina. Más allá de las diferencias (por metodologías, errores estadísticos y momentos), ambos valores sirven para tener un orden de magnitud.
Una forma de evaluar que las magnitudes mencionadas sean razonables es viendo la cantidad de followers de algunas figuras populares. Por ejemplo, Susana Giménez tiene casi 130 mil seguidores y el periodista deportivo Germán Paoloski suma 117 mil. En ambos casos, y considerando las cifras totales ya mencionadas, equivaldrían a que 1 de cada 3 a 4 tuiteros los sigue. Nada mal, aun considerando que seguramente tienen también seguidores de otros países.
Lo interesante de los datos de Comscore es que afirman que diariamente se suman 2.000 argentinos a Twitter. De ser así y manteniéndose en el tiempo, llegaríamos a fin de año a unos 700 mil usuarios. Pero si consideramos el efecto de red, no sería descabellado pensar en valores más próximos al millón de usuarios.
Más allá de las cifras en sí, lo que sin dudas ocurre es que al masificarse, la fisonomía de Twitter está cambiando. Las figuras tuiteras de la primera hora hoy se diluyen en un mar de usuarios que evidentemente prefieren seguir a quienes son figuras también fuera de la red. En línea con esto, Twitter está perdiendo gran parte de la interactividad entre usuarios (la cual se mantendrá entre ciertos grupos afines) para convertirse en una red más de tipo broadcasting, con grandes figuras hablándole a “su” público. O sea, pasar de ser tan horizontal a ser marcadamente más vertical. O visto de otra forma, convertirse más en una plataforma de discurso que de diálogo.
Si esto es mejor o peor, es algo subjetivo. De lo que no hay dudas es que es diferente.
Viernes, 06 de Agosto de 2010 01:26
Esta semana RIM presentó su nuevo terminal estrella, el Blackberry 9800. Sin embargo el lanzamiento se vio eclipsado por el anuncio del regulador de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) por el cual ordenó a los operadores móviles de aquel país a que suspendan los servicios de Blackberry en breve por incumplimiento con la regulación de las telecomunicaciones.
Básicamente, lo que el regulador objeta del servicio es que RIM no le da acceso a su red para monitorear los datos que por ella circulan en pos de velar por los intereses de la seguridad nacional. Esto afectará a los servicios de mail, Blackberry Messenger y navegación, no así a las comunicaciones de voz, SMS o MMS, las cuales son manejadas por los operadores.
Para entender el fondo del problema, conviene aclarar que los datos desde y hacia los Blackberry viajan encriptados hasta los servidores de RIM. Esto hace que no puedan ser accedidos por terceros, como pretende ahora el regulador.
Los EAU no estarían solos en esta movida. También hay intenciones similares por parte de Arabia Saudita (que comenzaría a bloquear el servicio a partir de este viernes) e Indonesia, al tiempo que ya hubo un conflicto similar con India. Se trata de un típico conflicto moderno, entre Estados nacionales y corporaciones multinacionales.
Por supuesto, ambas parten tienen qué perder.
Para RIM, permitir que los gobiernos monitoreen los mensajes que circulan a través de su red pondría en peligro la relación con sus clientes, lo que incluye a gobiernos (recordar que Obama es quizás su político usuario más famoso) y grandes corporaciones, especialmente en los valiosos mercados de América del Norte y Europa occidental. Así, se ve obligada a mantenerse en su posición.
Para los EAU, bloquear los servicios de Blackberry no es una medida fácil, habida cuenta que uno de los emiratos que la componen es Dubai, quien pretende convertirse en un centro financiero mundial. Esto implica no sólo permitir el uso de esta herramienta tan habitual en los hombres y mujeres de negocios, sino que debe también mostrarse más abierto a los negocios internacionales. Es quizás por esto último que el regulador de los EAU estableció la fecha del 11 de octubre para cortar estos servicios y dar tiempo así a algún tipo de negociación.
Sin dudas, este tipo de conflictos serán cada vez más recurrentes (ya pasó con Google y China). Con el recrudecimiento del accionar terrorista a partir del siglo XXI, sumado a la internacionalización del crimen, la tendencia de los Estados monitoreando lo que sucede en Internet es irrefrenable, sin importar si se trata de gobiernos occidentales u orientales.
Por ahora, el emergente es que, más allá del dolor de cabeza, todo este asunto le hace buena publicidad a Blackberry, cuya seguridad no puede ser violada por los gobiernos. No está mal.
Viernes, 06 de Agosto de 2010 01:23
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