Viernes, 13 de Junio de 2008 16:08
Durante el lanzamiento del iPhone 3G, llamó la atención la extremada delgadez de Steve Jobs, CEO de Apple y claramente, un líder espiritual para los seguidores de los productos de la manzanita. Este tema, que apenas fue abordado en algunos blogs en los EE.UU., no es menor ni se circunscribe a la vida privada del personaje en cuestión.
Vale la pena recordar que Jobs fue diagnosticado con un cáncer de páncreas a fines del 2003, pero mantuvo su enfermedad en secreto hasta unos 9 meses después, luego de explorar con medicinas alternativas que no evitaron que tuviera que terminar en cirugía. Esta situación le valió una pequeña crisis en el directorio de Apple, ajeno a esta situación. Por eso, el aspecto físico que exhibió durante la presentación del nuevo iPhone no deja de preocupar. Más aún cuando se observó que dejó que participaran de la presentación otras personas, cuando tradicionalmente estos anuncios eran un show unipersonal.
Más allá de la faceta humana de este tema (que no corresponde ser abordada desde aquí), desde el punto de vista de Apple esta imagen no deja de ser preocupante, habida cuenta del rol casi místico que Jobs cumple y que genera una relación de fanatismo de Apple con sus seguidores que prácticamente ninguna otra marca pudo por el momento imitar. Ya pudo comprobarse, años atrás, que una Apple sin Jobs pierde gran parte de su mística y su éxito comercial. Sin dudas, más de uno debe haber quedado preocupado luego de la presentación de esta semana.