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Intel Inside

Se dice que en política nadie es tan enemigo como para que mañana no pueda ser amigo o viceversa. Esto también se aplica a los negocios, tal cual quedó demostrado la semana pasada. Es que tan sólo unos pocos días después de que Negroponte acusara a Intel de boicotear su proyecto, se anunció el ingreso de la empresa al board de la fundación OLPC.

 

Tanto el acuerdo como su comunicado de prensa son bastante escuetos. Se anuncia el ingreso de Intel al consejo de la OLPC y su intención de colaborar con el mismo. Pero no mucho más. De hecho, esto no implica ni la desactivación del desarrollo de las XO (nombre oficial de las maquinitas verdes fotografiadas con caras de niños felices en su pantalla) ni de la Classmate de Intel. O sea, ambas seguirán caminos independientes, al menos en un principio. Tampoco hubo mención alguna al modelo educativo a seguir, un tema fundamental y filosóficamente muy distinto para ambas partes del acuerdo.

 

En definitiva, huele más a un pacto de no agresión que a otra cosa, dando la impresión de que Intel es quien más se beneficia. La empresa tiene ahora un pie dentro del proyecto OLPC al tiempo que sigue con el desarrollo de su Classmate (que fue mejor evaluada que la XO por los técnicos designados por el Ministerio de Educación). En otras palabras, sin resignar sus proyectos, hizo pie en territorio hasta hace una semana enemigo. Resta ver cuál de los dos modelos educativos termina imponiéndose: el que da un lugar preponderante al docente (impulsado por Intel) o el que pone todo el peso en el alumno (impulsado por Negroponte). Si pudiéramos apostar, lo haríamos por el primero.


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